15/03/2016

¿Más de 35?. La belleza y el cerebro se unen

Cuando pasamos de los 35 años , los primeros signos de envejecimiento son muy sutiles. Ciertas arrugas en la frente, en el entrecejo, los surcos de la cara ahora están un poco más profundos etc etc. Y luego nos encontramos con las revistas y vemos a personajes como Jennifer Aston o Jennifer López que tienen 45 años o más y están verdaderamente increíbles.

No parecen tener su edad ni de lejos. Y muchas veces, a nosotros que somos cirujanos plásticos, nos preguntan, ¿Cómo lo hacen?. La mayoría de las personas inmediatamente dicen, que están muy operadas aunque no se nota, porque están muy bien operadas. Bueno, pues en estos casos es poco frecuente que estén muy operadas. Éstas personas piensan y estudian, todos los días la manera de éstar siempre perfectas.

La dieta hipercontrolada e hipermedida en cantidad y calidad de los nutrientes, número de ingestas, calorías, hidratación, están bajo supervisión diaria de un profesional. Así como el ejercicio diario con un entrenador personal diario. Un ejercicio programado, medido, actualizado y personalizado según la actividad y las necesidades laborales. Hasta aquí, irrealizable para las personas “normales”.

Pero hay una cosa que sí hacen las mujeres “más bellas” y “siempre jóvenes” del planeta y eso es pogramarse sus tratamientos de medicina estética. Además de la dieta y el ejercicio, estas pacientes se hacen tratamientos al menos una vez al mes, para tratar pómulos, frente, calidad de la piel, hidratación facial, hiperestimulación facial, retensado facial. Aquí es donde está el secreto de éstas personas.

Pero volviendo a la realidad, lo que nos interesa a nosotras, es que sin que nadie se dé cuenta y mediante cambios muy sutiles, estemos en buenas condiciones. Tengo una paciente muy simpática de Elche, que siempre que viene a la consulta y ya son cinco años, me dice “vengo a hacerme el cambio de aceite”.

Lo que me gusta hacer a mí, y es muy posible que ya lo hayas escuchado otras veces si eres paciente mía, es hacer un programa según lo que necesites. Hay pacientes que fruncen mucho el ceño, otros que fuman mucho, otros que sonríen muchísimo. Hay que estudiar la cara. Y una vez que tenemos claro, lo que hace falta, utilizar el cerebro para no dejarnos y mantenernos y hacer en la cara, lo que haríamos con un entrenador personal que nos va adaptando los “ejercicios” según nuestras condiciones.