La cirugía del párpado superior es una cirugía que se realiza muchísimo más de lo que la gente cree. Y ¿por qué?
Con el paso de los años y más allá de los cuarenta, el párpado superior comienza a “crear” piel. Esa piel se observa como un “pellejo” y así lo describen los pacientes, que aparece en la parte de arriba de los ojos. Ese exceso de piel, hace que las mujeres, en un primer grado tengan dificultades para maquillarse. A los hombres evidentemente esto no les pasa, pero sí pasa a hombres y mujeres que al mirarse al espejo les hace verse mayores. Mayores de lo que realmente son.
En algunos casos, si ésto no se corrige en la década de los cincuenta o principios de la siguiente, acuden pacientes que ese exceso de piel de los párpados superiores, hace que no vean bien. Es tanto lo que ha crecido, que sobrepasa la línea de las pestañas y hace que la visión en el campo superior sea escasa o nula. De tal forma, que muchos dicen que es como una cortina que les cierra el ojo.
No es la razón más frecuente de consulta ésta última, pero en todos los casos el cambio que podemos dar a nuestros pacientes es increíble.
La mayoría lo describen como que se les ha abierto la mirada, que sienten que ya no tienen una mirada de viejo o de anciano.
La cirugía a grandes rasgos consiste en calcular la cantidad de piel que falta y quitarla. En el mismo momento quitamos una pequeña tira del músculo orbicular para mejorar el resultado y quitamos la bolsa palpebral interna superior. Hasta hace poco poníamos puntos que había que quitarlos, pero ahora ponemos puntos que no hay que quitar, que se “caen” solos.
El resultado es inmediato y, la cicatriz la hacemos coincidir que el pliegue palpebral (que estos pacientes no se veían porque estaba tapado por la piel que sobraba), de tal forma que, es prácticamente imperceptible a la vista , la cicatriz a las pocas semanas.
Sí que es importante ponerse frío tras la cirugía para reducir la inflamación y tomar la medicación prescrita.
A diferencia de otras cirugías, la blefaroplastia superior no es definitiva. Y no lo es porque el proceso de envejecimiento continúa imparable tras la misma, de tal forma que en muchos pacientes a los diez años haya que hacer un pequeño retoque para mantener el resultado. Evidentemente a un paciente joven tardaremos muchos más años en hacerle ese pequeño “retoquito”.
