Cuando hablamos de implantes mamarios tenemos que pensar que éstos son los dispositivos médicos más estudiados del mundo. Se utilizan para reconstruir una mama extirpada por cáncer de mama, que es una de las patologías de carácter oncológico más frecuentes en la mujer. Por tanto, es bueno saber que los implantes de mama son dispositivos completamente seguros.

Pero pueden fallar. Y aunque no sabemos muy bien porque fallan, sí tenemos algún indicio de cómo mimar un implante en el momento de la cirugía para que dure muchos años.

Lo primero que hay que saber es que para poner un implante hay que hacer una incisión. Vamos, hay que dejar una cicatriz. Y las pacientes quieren cicatrices pequeñas, lo más pequeñas posibles, pero también (algunas) quieren mamas grandes, a veces muy grandes. Pues aquí está el primer problema. Meter algo grande por un agujero estrecho. Cuando metemos un implante de 500 cc por ejemplo, ese implante tiene un diámetro de 12 cm aproximadamente. Pues la incisión tiene una longitud de 5 cm. Aquí ya empieza la discrepancia. Lo ideal sería hacer una incisión de 12 cm, pero eso es totalmente inadmisible. Por tanto, si el tamaño de la incisión es de 5 cm (para que sea estéticamente aceptable) un implante que mida 11 cm sufrirá menos al ser introducido, uno de 10 cm menos aún, uno de 9 cm menos aún, y el que menos sufriría sería uno de 5 cm.

Otra cosa importante es escoger bien el implante. Calcular bien el ancho de la mama de la paciente. Si la paciente admite un ancho de 10 cm y le metemos un ancho de 13 cm en el implante, por ejemplo, esos 3 cm se tienen que adaptar al hueco que hay y eso se produce haciendo pliegues en la cubierta del implante, que teóricamente hace que esos pliegues friccionen entre sí y favorezcan el daño estructural de la misma cubierta y reducir la vida útil del implante.

Hay más factores como la calidad del implante, los traumatismos que pueden sufrir, etc, pero quería hablar de esto, ya que no se suele hablar mucho.