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Como habéis podido ver, hacemos mucha cirugía mamaria. Y la reducción mamaria es una de las que más hacemos. Y como tal, nos vienen a veces casos de pacientes que no han quedado contentos en otros centros.
No es muy frecuente. Pero hacemos cirugía también a menores de edad. El aumento, la reducción, la elevación, todos tenemos asumido que se lo hacen mujeres mayores.
La piel que cuelga de los párpados de arriba nos queda fatal. No hay más que verse en las fotos. Horroroso. En los hombres y en las mujeres. Mal.
Una paciente extranjera, muy joven, con niños pequeños y que ha dicho que no quiere seguir así. Siempre había tenido el pecho grande y caído.
Me tengo que cambiar los implantes, si o sí, porque están rotos o porque ya llevan tantos años que alguno puede fallar en breve.
Una señora que se cuida. Que hace ejercicio y que tiene unas cartucheras que no le gustan nada porque siempre las ha tenido y nunca se le ha ido.
La blefaroplastia superior es una cirugía que la hacemos siempre en el hospital, por mayor seguridad, con anestesia local y tras 30 minutos de cirugía el paciente se va a su casa.
Este caso es una paciente que operada en otro centro en el extranjero acude a nosotros porque con el paso del tiempo se ha cogido algo de peso en las mamas y se las ve demasiado grandes.
Vino a nosotros pidiendo un rejuvenecimiento de las mamas. Le propusimos hacer una elevación mamaria sin implantes y además le hicimos el tratamiento con láser Urgotouch.
La otoplastia no es sólo una cirugía para los más pequeños. También es para todos aquellos mayores que les ha molestado siempre las orejas.
El aumento mamario no es una cirugía donde tú pones el pecho que quieres. No señora. Es una cirugía, donde uno pone el pecho que la anatomía de la paciente te permite.
Hay pacientes que no quieren nada más. Ni más grande, ni más pequeño, ni más nada. Se les ha caído el pecho y quieren que todo vaya a su sitio.
