El uso de grasa como complemento a las cirugías clásicas, es cada vez más frecuente. En la cara, en los glúteos, en tantas zonas estamos implantando grasa para potenciar nuestros resultados. Pues en la mama, está sucediendo algo parecido.

Hasta hace unos años, hemos hecho aumentos de mama con implantes de baja cohesividad, luego de alta, que si redondos, que si luego anatómicos, que si debajo del músculo, que si luego subfasciales. Y hemos perfeccionado la técnica hasta tal punto que estabamos complemtamente satisfechos con el resultado, pensando que no se podìa hacer mejor.

Pues no es así. Se puede hacer mejor: se puede poner grasa.

Dar el mejor resultado posible.

La grasa es un tejido, un material vivo, que allá donde se pone mejora no solo el contorno de la piel o el volumen sino también la calidad de la piel.

El aumento de mamas supercargado consiste en hacer un aumento de mamas clásico, con las preferencias del cirujano y del paciente de siempre, pero llevarlo a otro nivel introduciendo grasa allí donde el implante no dá lo que tiene que dar.

Por ejemplo. Paciente con muy poco pecho que quiere un implante relativamente grande y a pesar de eso tiene mucha separación en el canalillo. Si ponemos grasa a ese nivel el resultado será espectacular, ya que además del aumento de mamas, le mejoramos hasta un punto indescriptible el canalillo.

O una paciente a la que le hacemos una elevación mamaria con implantes, que sabemos que el implante arriba, hará que con el tiempo se vacíe algo esa mama. Con grasa le proyectamos allí donde el implante no llega.

El aumento de mamas supercargado es el presente de los cirujanos que queremos dar siempre lo mejor a nuestros pacientes.