Una de las cosas que más frecuentemente vemos, son elevaciones mamarias mal ejecutadas. Normalmente son pacientes que presentan una nueva caída muy temprana. La causa suele ser que, el peso del implante es desproporcionado a lo que el cuerpo de la paciente podría haber soportado. Cuando nos enfrentamos a una elevación mamaria lo más importante no es el volumen, es el volumen que esos tejidos podrán soportar con nuestras maniobras de reconstrucción. Porque estamos operando un pecho caído y por tanto un pecho que presenta daños internos que le hacen poco propenso a soportar un peso mayor sin que se vuelva a descolgar.

Otra de las cosas que solemos ver, son mastopexias con cicatrices muy grandes, muy ensanchadas, normalmente periareolares. Son casos en los que el cirujano por reducir la cantidad de cicatriz y que la paciente se quede lo más satisfecha posible, fuerza la indicación. Y en vez de realizar una pexia en T invertida, por ejemplo, procura quitar toda la piel sobrante de la mama caída, mediante una cicatriz exclusivamente periareolar. Eso provoca areolas muy grandes y ensanchadas que al final hay que retocar. Ahora disponemos del láser urgotouch que nos facilita muchísimo tener óptimos resultados.

Os dejo el caso de una paciente que tras una gran ganancia de peso, tenía molestias y dolores con los implantes y  decidimos quitarselos, que por cierto estaban rotos, y reconstruirle el pecho mediante una elevación en T invertida utilizando su tejido mamario como autoprótesis. Un resultado más natural, más bonito, y la paciente sin dolor.