Borrar cicatrices siempre ha sido uno de los campos donde a los cirujanos plásticos más se nos ha exigido. Somos famosos por ser muy cuidadosos a la hora del cierre de las heridas.
Para que una herida tenga una buena cicatriz después, los bordes de la incisión se deben afrontar bien, por planos, cada capa con su homónima, sin tensión entre los bordes, con suturas que provoquen poca o ninguna inflamación y que no se produzca una infección o necrosis de la piel.
Pero aun así, las cicatrices muchas veces no son como nos gustarían. He visto pacientes que en una cicatriz presentan una parte como una línea blanca, luego un queloide y después unos pocos centímetros más allá la cicatriz está ensanchada. Con esto quiero decir que una cicatriz depende (si el trabajo del cirujano es bueno, que siempre procuramos que sea perfecto) de cómo el cuerpo del paciente reacciona ante esa herida.
Hay personas que de manera natural cicatrizan mal. Son personas que tienen determinado genéticamente hacer cicatrices grandes, prominentes como los queloides. Por ejemplo; los pacientes de raza negra tienen más tendencia a hacer éste tipo de cicatrices. Aunque es bueno saber, que aunque tengamos la piel más blanca que la leche, y los ojos azules y seamos muy rubios, en el esternón y en los hombros nuestro cuerpo tendrá tendencia a hacer queloides o cicatrices patológicas (cicatrices no normales).
Una vez que vemos un paciente con una cicatriz fea, o grande, hay que proponer una estrategia de acción. Se puede tratar con un corticoide para que atrofie esa piel. Se puede también tratar con parches de silicona y pomadas a base de silicona. Se puede operar para quitar esa cicatriz e infiltrar inmediatamente con corticoide para que no vuelva a salir.
Para cicatrices no tan malas, hay un arsenal muy grande. Desde aceites, infiltraciones de plamas rico en plaquetas, rellenos, cirugía, y otros tratamientos como láser, carboxiterpia etc etc… Lo más importante de todo es saber, que hoy por hoy, no existe una goma de borrar cicatrices. Una vez tengamos una, la tendremos siempre. El tiempo es nuestro aliado porque cuanto más tiempo pase esa cicatriz se verá menos. Y los tratamientos también nos ayudan, pero no las borran. Podemos mejorarlas mucho o muchísimo en algunos casos, pero nunca las haremos desaparecer.

