Una de las cirugías que hacemos mucho es arreglar problemas. Problemas derivados de una mala planificación quirúrgica en un primer momento. Pacientes que se somenten a una intervención quirúrgica que sale mal. Y van a otro cirujano y vuelve a salir mal. Y ese segundo cirujano intenta arreglarlo y vuelve a salir mal. Pues nada, llegan a nosotros y tenemos que luchar por ese resultado. Tenemos que dar una solución o al menos una mejoría a esa paciente. Y digo al menos una mejoría porque no siempre es posible dar una solución.

Hace unos meses vino a nuestra consulta una paciente así. Una mujer además de bellísima, una mujer muy inteligente, que había sufrido varias intervenciones quirúrgicas. La primera cirugía consistió en elevar el pecho y poner un implante. El primer cirujano de un primer centro, realizó un aumento mamario con prótesis lisas grandes en plano subglandular y elevación mamaria de sólo piel. A los 6 meses la paciente se quejó a su cirujano de que se le había caída el pecho, no un poco, sino algo más de lo que estaba antes de acudir a su centro. Como ese primer cirujano se marchó (las franquicias es lo que tienen entre otras cosas), le propusieron otra nueva cirugía con otro cirujano. Este segundo cirujano, viendo que los implantes eran demasiado grandes, le colocó también implantes lisos, algo más pequeños, también en plano subglandular y le hizo una elevación en T invertida. A los 6 meses las mamas otra vez caídas.

Y llegó a nosotros. Y le propusimos lo siguiente. Quítate esos implantes lisos. Ponte implantes texturizados. Los ponemos en plano subpectoral. Además los ponemos B-lite para que pesen menos. Y hacemos una pexia en T invertida, extirpando el colgajo central de la mama y así evitamos más la recidiva. Y la paciente aceptó.