11/01/2021

Mitos de la cirugía plástica (Capítulo I)

Esta vez os voy a hablar de algunos de los mitos de la cirugía plástica que veo en los pacientes y que me gustaría aprovechar este blog para intentar desmentirlos:

I. La cirugía de pecho duele muchísimo.

Pues no a todas, ni siempre. El dolor es algo que depende mucho del umbral de dolor del paciente. Hay pacientes que aceptan mucho , o controlan o soportan, mucho el dolor y otros que no lo soportan en absoluto. La mayoría de los pacientes nos duelen las mismas cosas y de la misma manera, por lo que hay un 90% de las personas que nos comportamos de la misma manera ante los mismos estímulos. Si la cirugía mamaria está hecha cuidadosamente, con un manejo cuidadoso de los tejidos, con exquisitez quirúrgica, el dolor es menor. También si el cirujano realiza maniobras de bloqueo del dolor de la mama, tanto a nivel externo, como con bloqueo interpectoral, el dolor postoperatorio es casi nulo. Y lógicamente, dando los analgésicos adecuados en el postoperatorio. Muchas veces he visto pacientes de otros compañeros, con muy poca medicación, pacientes inframedicados por razones que yo no comprendo.

II. La cirugía plástica es para superficiales, presumidos o pijos: 

Otra cosa que hay que dismitificar. Sí es cierto que la cirugía plástica, hace ya muchos años, pero que muchos años, era una cosa que se hacían las famosas, en clínicas de lujo de Madrid o Barcelona, para salir en las revistas del corazón. Por entonces no había ni cirujanos plásticos en la mayoría de las provincias del país y los precios eran elevadísimos. Hasta que nació la ya extinta Corporación Dermotestética y democratizó la cirugía y los préstamos para la “compra”.  Se popularizó tanto, que cualquier persona que quisiera , pudiera operarse y mejorar su aspecto. Y no se debe pensar que la cirugía plástica sólo trata mujeres bonitas que lo quieren es tener el pecho más grande. De hecho ese tipo de pacientes es una auténtica minoría. La mayoría de mis pacientes son pacientes quieren sentirse bien y verse bien para ellos mismos. Han visto como los hijos les han “destruido” los músculos del abdomen, tienen mamas tan grandes que no pueden más del dolor en el cuello, han perdido tanto peso que el faldón de la tripa les provoca hongos y rojeces.

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