La cirugía de pecho no duele. O al menos eso es lo que debería ser. Y te voy a contar qué hacemos nosotros para que el 87% de nuestras pacientes que se han operado de pecho digan que no les ha dolido nada o muy poco.

Lo más importante para que la cirugía de pecho no duela es escoger muy bien el implante. Otros compañeros dirían que el plano, ya que subglandular o subfascial por el hecho de escoger ésta técnica ya duele mucho menos, pero eso es hacerse algo de trampa, ya que yo hago todas las cirugías o casi todas con implantes subpectorales y es ahí donde está la exigencia y la lucha contra el dolor.

Digo lo de escoger el implante, porque un implante demasiado grande para el tórax o la elasticidad de los tejidos hace que estemos sobrepasando los límites que el cuerpo te impone, al elegir el implante. Cuando mayor es el implante más disección hay que hacer, más distensión de los tejidos, más inflamación y por tanto más dolor.

Otra cosa que me ha ayudado mucho es encontrar un buen anestésico local y su uso en la infiltración del espacio interpectoral de manera directa. Al dormir, directamente los músculos pectorales el postoperatorio inmediato es tremendamente satisfactorio. Al no sentir dolor la paciente en el despertar, existe una recuperación mucho más rápida. Además, si en el momento en el que se realiza la sección del músculo, se infiltra el mismo, el dolor se reduce también sustancialmente.

Y luego hay una parte que ya no depende de nosotros, sino del paciente. Que se tome la mediación prescrita. Y ésta debe ser suficiente para la misma. Es decir, que lo ideal es combinar varios analgésicos que tengan distintas vías de acción y hacer que la paciente no presente picos y valles en la misma. Alternar para que siempre tenga en sangre un nivel adecuado de analgésicos, hace que la recuperación sea mucho mejor.
 

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